Una gran parte del subsuelo de Madrid se asienta sobre las terrazas miocenas del Manzanares, unos terrenos en los que hace entre 7 y 20 milloones de años habitaban tigres de diente de sable, osos y mastodontes entre otros muchos organismos ya extinguidos. Por ello no es de extrañar que las obras realizadas en determinadas zonas del centro de la capital requieran de intensos estudios y controles paleontológicos durante la realización de obras o intervenciones que requieran excavación y movimientos de tierras con la finalidad de preservar el patrimonio paleontológico. Esto fue lo que ocurrió durante las obras desarrolladas en la M30 entre los años 2004 y 2007, promovidas por el Ayuntamiento de Madrid y en las que se ampliaron y soterraron varios kilometros de esta vía de circunvalación de la capital de España.

Durante las obras, las empresas encargadas de la ejecución de 5 de los 9 tramos en que se dividió la obra confiaron el equipo de consultoría paleontológica de Paleoymás para la realización de los trabajos paleontológicos relacionados con las mismas. Entre la labores desarrolladas se encunetran:

– Seguimiento paleontológico a pie de obra de los movimientos de tierras en 5 tramos de las obras

– Excavaciones paleontológicas de urgencia tras hallazgos de importancia, como la realizada en la avenida Marques de Monistrol

– Lavado, triado y estudio de muestras de sedimento con restos de microfauna procedentes de la excavación del tunel ByPass Sur de la M30 (tunel que une la A-42 con la A-3). En esta actuación, relativa al análisis de 5 km de tunel, se tomaron 600 Tm de muestra y se procesaron 150 Tm