A veces, en lo alto del cielo, un destello rojizo dibuja elegantes círculos sobre campos y montes. Es el Milano Real (Milvus milvus), una de las rapaces más reconocibles de nuestro entorno natural, símbolo de los ecosistemas abiertos y bien conservados, pero también una especie seriamente amenazada.
El Milano Real es un ave de tamaño mediano, fácil de identificar por su cola de silueta ahorquillada, su plumaje de tonos rojizos y su cabeza grisácea. Planea por el territorio en busca de presas fáciles como animales de pequeño tamaño enfermos, muertos o restos de carroña, aunque si se da la oportunidad puede depredar desde insectos, anfibios y reptiles, hasta mamíferos pequeños.
El Milano Real es también una pieza clave en el equilibrio natural, un termómetro ambiental que nos habla, sin palabras, del estado de salud de nuestros paisajes. Su población ha descendido de forma considerable en las últimas décadas, declive que no sólo pone en riesgo una especie, sino que nos enfrenta a preguntas más profundas sobre cómo convivimos con la biodiversidad que nos rodea.
En este artículo queremos mirar al Milano Real desde una óptica más amplia. No solo conocerlo, sino entender por qué su conservación importa, qué lo está empujando al borde de la desaparición y cómo, desde nuestra experiencia profesional en Paleoymás, hemos tenido el privilegio de encontrarnos con él en plena labor de campo. Porque cada avistamiento no es solo un dato: es una historia que nos conecta con el territorio y nos recuerda que la ciencia y la conservación van de la mano.
Una especie en la cuerda floja
Pese a su majestuosidad, el Milano Real forma parte del Catálogo Español de Especies Amenazadas y está catalogado como “En Peligro de Extinción” desde 2011. Catalogación que no solo reconoce su declive, sino que exige medidas urgentes de conservación. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Las amenazas que lo acechan:
1. Pérdida y transformación del hábitat
Por una parte, la pérdida de hábitat de nidificación (bosques maduros y extensos de ribera) que además se disputa con otras especies que comparten hábitos reproductivos. Los espacios óptimos de nidificación quedan a menudo ocupados por especies rivales.
Por otro lado, la expansión de infraestructuras, los cambios en los usos agrarios y la intensificación forestal están fragmentando los espacios donde el Milano Real encuentra alimento y tranquilidad. Los entornos agrícolas tradicionales, que solían ser sus grandes aliados, van desapareciendo o transformándose
2. Envenenamientos
A menudo el Milano Real muere sin hacer ruido, víctima directa o indirecta del uso de venenos. Como cazador oportunista y carroñero, a menudo sufre los efectos de los rodenticidas y otras sustancias utilizadas para el control de plagas. En otras ocasiones, ingiere por accidente cebos envenenados colocados para otros animales o incluso es víctima de la caza furtiva. Estas prácticas ilegales, aunque perseguidas y ya minoritarias, siguen detectándose en algunas zonas rurales. El milano es especialmente vulnerable a estas amenazas invisibles.
3. Molestias en época de cría
Las actividades humanas —incluidos trabajos forestales, obras constructivas de carácter general, turismo no regulado o actividades deportivas— pueden perturbar la tranquilidad de las zonas de nidificación. Una molestia en el momento inoportuno puede provocar que abandonen sus nidos.
4. Competencia y escasez de alimento
La disponibilidad de carroña y pequeños vertebrados ha disminuido en muchas regiones. A esto se suman los cambios provocados por la intensificación ganadera o los protocolos de retirada sistemática de cadáveres en el campo, que limitan sus fuentes de alimentación.
¿Qué está en juego?
Más allá de la pérdida de una especie emblemática, la desaparición del Milano Real puede tener efectos en cadena. Su rol como especie carroñera ayuda a mantener los ecosistemas sanos reduciendo la proliferación de enfermedades y favoreciendo un equilibrio natural.
Además, como bioindicador, su presencia (o ausencia) reproductiva dice mucho sobre la calidad ambiental de un territorio. Proteger al Milano Real es, en el fondo, proteger nuestra relación con el paisaje y con las demás especies que lo habitan.

Milano Real y Paleoymás: encuentros sobre el terreno
En Paleoymás no solo estudiamos el territorio: lo vivimos. Nuestro trabajo nos lleva a recorrer entornos rurales, montañosos y forestales en los que la naturaleza se manifiesta en toda su complejidad. Y es ahí, en mitad de una prospección ambiental, una campaña de seguimiento de fauna o una excavación arqueológica, donde a veces surge el inesperado regalo de avistar un Milano Real planeando sobre nuestras cabezas.
¿En qué tipos de proyectos lo hemos encontrado?
A lo largo de los años, hemos desarrollado numerosos trabajos técnicos donde la presencia del Milano Real ha sido un dato relevante para la toma de decisiones:
1. Estudios de impacto ambiental y seguimiento de fauna
Durante proyectos de energías renovables o infraestructuras lineales (líneas eléctricas, carreteras, parques eólicos…), hemos realizado estudios específicos de avifauna en los que el Milano Real ha sido especie objetivo por su estatus de protección y su sensibilidad a la colisión con aerogeneradores o tendidos eléctricos.
2. Prospecciones y muestreos en zonas naturales
Nuestros trabajos de prospectiva ambiental previa en zonas agrícolas o forestales, a menudo coinciden con hábitats favorables para el Milano. Las observaciones, incluso si son incidentales, se recogen y reportan como parte de nuestros informes técnicos.
3. Control y seguimiento ambiental de obras
En obras que afectan entornos rurales, llevamos a cabo vigilancia ambiental que incluye la identificación de especies sensibles. El avistamiento de un Milano Real -especialmente la presencia de nidificación- cerca de una zona de actuación puede suponer ajustes en el calendario o las metodologías de trabajo para evitar interferencias durante su periodo reproductor.
4. Intervenciones en espacios de alto valor natural o patrimonial
En campañas arqueológicas o trabajos de musealización en espacios naturales protegidos, no es raro que convivan el patrimonio cultural y la biodiversidad. Aquí el Milano Real aparece como un símbolo del valor integral del territorio, que va más allá de lo histórico para abrazar lo ecológico.
¿Por qué importa reportar su presencia?
Cada avistamiento cuenta. Como empresa implicada en la conservación y conocedora del terreno, nuestras observaciones de campo pueden complementar los programas oficiales de seguimiento, mejorar los estudios de distribución y contribuir a una gestión ambiental más informada y responsable.
Ver un Milano Real en el transcurso de un proyecto no es solo una anécdota. Es una señal. Un recordatorio de que el medio ambiente y el patrimonio forman parte de una misma historia: la del equilibrio entre actividad humana y respeto por la naturaleza.
Su papel silencioso en el equilibrio ecológico
Cuando pensamos en el Milano Real, es fácil quedarse con su imagen imponente o su vuelo elegante. Pero su verdadera importancia va mucho más allá de lo estético. Esta rapaz desempeña funciones ecológicas fundamentales para el mantenimiento de ecosistemas sanos y equilibrados. Silencioso, eficaz y, muchas veces, invisible para quienes no lo conocen bien, el Milano Real es un auténtico aliado del medio ambiente.
Procesador ecológico de materia orgánica : Salud en el ecosistema
El Milano Real se alimenta principalmente de carroña —animales muertos—, lo que lo convierte en una especie esencial para la eliminación natural de restos orgánicos. Este comportamiento, compartido con otras especies carroñeras, tiene efectos directos:
- Evita la propagación de enfermedades, tanto entre animales como en el entorno rural humano. Ayuda a reducir la posibilidad de trasmisión de enfermedades a las explotaciones ganaderas por parte de la fauna salvaje, y contribuye a reducir el gasto de insumos en el control de plagas en el medio rural.
- Reduce la carga biológica de los ecosistemas, manteniéndolos más sanos y equilibrados.
- Aprovecha eficientemente los recursos naturales, cerrando el ciclo de la vida en la cadena trófica.
En un mundo donde los sistemas agroganaderos intensivos y la retirada sistemática de cadáveres están alterando estos ciclos, el papel del Milano se vuelve aún más valioso… y más frágil.
Especie bioindicadora: el estado del entorno en su mirada
La presencia, abundancia o declive del Milano Real es también un excelente indicador que puede decirnos mucho sobre la salud del medio en el que vive. Algunas claves:
- Disminuye en zonas degradadas o alteradas por la actividad humana, por lo que su ausencia puede alertar sobre problemas ambientales.
- Se mantiene fiel a ciertos territorios. Muchas parejas de Milano Real regresan año tras año al mismo territorio para nidificar. Suelen ser territorios relativamente estables, donde han encontrado condiciones favorables (alimento, tranquilidad, cobertura arbórea para el nido, etc.). Por tanto, si en un área donde históricamente había Milanos Reales dejan de observarse, podemos sospechar que ha ocurrido un cambio significativo en el entorno (puede haber más molestias humanas, pérdida de hábitat, disminución de recursos alimenticios, o presencia de nuevas amenazas)
De algún modo, el Milano Real es un termómetro del ecosistema. Y si su temperatura baja… debemos preguntarnos qué está fallando.
El efecto dominó de su desaparición
Eliminar del ecosistema a una especie como el Milano Real no es neutro. Puede generar efectos en cadena, como:
- Mayor acumulación de cadáveres sin procesar.
- Alteración en las dinámicas de otras especies carroñeras o depredadoras.
- Menor diversidad funcional en el ecosistema.
Por eso, su conservación no es solo una cuestión de proteger a una especie bonita o rara, sino de mantener una red ecológica viva y funcional.
Proteger al Milano Real es protegernos
Hablar del Milano Real es hablar de paisajes bien conservados, de ecosistemas funcionales y de una forma de entender el territorio en la que la biodiversidad no es un lujo, sino una necesidad. Su presencia nos habla de un entorno sano. Su desaparición, de un equilibrio roto.
Cada vez que lo avistamos en un trabajo de campo, sentimos que no solo estamos haciendo ciencia o conservación, sino también dando testimonio de un vínculo con el territorio. Uno que merece ser fortalecido, no debilitado.
Frente a las amenazas que lo acechan, no basta con admirar al Milano Real: hay que actuar. Desde la ciudadanía, apostando por un consumo más responsable y participando en iniciativas de ciencia ciudadana. Desde las instituciones, protegiendo sus hábitats y penalizando prácticas ilegales como el uso de venenos. Y desde los profesionales del medio ambiente -como Paleoymás- aportando conocimiento, rigor técnico y compromiso real.
Proteger al Milano Real es proteger la complejidad de la vida que lo rodea. Es proteger los territorios que habitamos y, en última instancia, es protegernos también a nosotros mismos.