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Aniversario del pajarito mas famoso

Larry, el dinosaurio más famoso de Internet, cumple 13 años

El 21 de marzo de 2006, Jack Dorsey, uno de los cofundadores de Twitter, envío el primer “tweet” de la historia. Por ello tal día como hoy el pajarito más famoso de internet, logotipo de la más importante red social de microblogging, que por cierto se llama Larry, celebra su 13º aniversario.

 

Pero, un momento… ¿Por qué hemos hablado de dinosaurios en el título? ¿Qué tiene que ver un frágil pajarito que solo dice “pio” (en inglés, “tweet”), con los dinosaurios? Pues que resulta que Larry, al igual que el resto de los individuos del grupo biológico de las aves, están incluidos en un grupo más grande llamado Dinosauria (coloquialmente, dinosaurios). Y eso implica que, Larry incluido, las aves son dinosaurios.

 

Por ello vamos a aprovechar el cumpleaños del pajarito de moda, para hacer un poco de divulgación paleontológica y hablar de los aspectos más relevantes y curiosos sobre el origen y evolución de las aves.

 

 

El origen de las aves

Es uno de los hitos importantes en la evolución biológica y un tema que siempre ha apasionado a biólogos y paleontólogos. Si bien hay un cierto debate sobre cual es el ave más primitiva conocida, sobre lo que no hay duda es de que fue el descubrimiento de Archaeopteryx lo que puso a la paleontología sobre la pista del origen de las aves. Definido inicialmente en base a una única pluma, los especímenes completos de Archaeopteryx lithographica hallados en el Jurásico de Alemania alrededor de 1870, mostraron numerosos rasgos comunes a dinosaurios (dientes, presencia de miembros anteriores con garras, larga cola ósea) y aves (plumas y alas). Esto hizo afirmar a muchos paleontólogos, liderados por el biólogo Thomas Huxley, que estábamos ante un eslabón perdido entre reptiles y aves.

 

Estudios y descubrimientos posteriores lo han dejado claro. La cladística, parte de la biología que se encarga del estudio de las relaciones filogenéticas entre los seres vivos, demuestra que las aves actuales descienden y están incluidas dentro de los manirraptores, un grupo de dinosaurios terópodos que incluye, entre otros, a Velociraptor y Deinonychus. Es decir, las aves son dinosaurios. Técnicamente las aves son dinosaurios avianos, frente a los dinosaurios no avianos o “dinosaurios tradicionales”. La evidencia científica es tan rotunda como la que afirma que los humanos somos mamíferos primates.

 

Y permite afirmar, por ejemplo, que Tyrannosaurus rex, tiene más caracteres comunes con un pingüino, o un gorrión como Larry, que con Triceraptos, o Iguanodon. O que el dinosaurio más rápido, no fue Velocirraptor que podría alcanzar los 40 km/h, si o que es el actual Halcón peregrino (Falco peregrinus), que con sus 400 km/h en picado es el vertebrado más rápido del planeta.

 

 

El origen de las plumas 

La presencia de plumas es una de las características comunes entre aves y dinosaurios terópodos. Las primeras investigaciones sobre el origen de las plumas comenzaron en 1861, con el descubrimiento del primer resto de Archaeopteryx.

 

Aunque la explicación es más compleja y todavía la paleontología no ha dado con la definitiva, parece ser que las plumas constituyen, a grandes rasgos, una modificación de los primeros estadios de las escamas reptilianas. Así, las protoplumas, estructuras filamentosas relativamente parecidas a pelos o pequeñas espinas huecas, pasaron por distintos estados evolutivos hasta convertirse en la compleja estructura que son los diversos tipos de plumas que ahora lucen las aves actuales.

 

Numerosos hallazgos recientes y las investigaciones resultantes han permitido además determinar que las plumas, no son un rasgo exclusivo de las aves, o dinosaurios avianos. Se han encontrado numerosos dinosaurios que, a juzgar por algunas estructuras en sus huesos asociadas a la inserción de plumas y/o a la presencia de protoplumas y plumas asociadas a su esqueleto, se trataba de dinosaurios emplumados.

 

La evidente incapacidad de volar de estos dinosaurios (NO avianos) demuestra algo que la paleontología ya tenía claro desde hace tiempo: inicialmente la función de las plumas no era el vuelo. La teoría más aceptada sobre la funcionalidad inicial de las plumas es que se desarrollaron como un sistema para evitar la pérdida de calor corporal. La cobertura de plumas y los huecos que hay entre ellas, permite la creación de una capa de aire caliente a su alrededor, lo que permite aislarse térmicamente y estabilizar su temperatura.

 

Está tomando fuerza la teoría de que pudieron servir, tal y como ocurre en las aves actuales y otros animales, para llamar la atención de otros congéneres con fines de cortejo, por ejemplo, o incluso a modo de camuflaje o advertencia ante depredadores.

 

 

El origen del vuelo en las aves

Entonces, si las plumas no servían inicialmente para el vuelo, ¿cuándo y cómo aprenden los dinosaurios a volar? En este punto hay dos teorías principales:

 

La teoría de corredoras, o “del suelo hacía arriba”, defiende que el vuelo aparece en dinosaurios corredores emplumados de pequeño tamaño que usaban sus miembros anteriores para equilibrar su carrera, primero, y para planear después. Posteriormente la evolución fue favoreciendo la presencia de las estructuras necesarias para dotar a estos organismos para el vuelo activo.

 

Por otro lado, la teoría de arborícola, o “desde los árboles para abajo”, postula que fueron pequeños dinosaurios emplumados con capacidad para trepar a los árboles y saltar de rama en rama, los que desarrollaron la facultad inicial de planear para ampliar su capacidad de desplazamiento entre los árboles. Una posterior adaptación de su plumaje, que permitió mejoras aerodinámicas, y el gradual incremento de habilidades que derivaron en mejorar el despegue, el aterrizaje y la capacidad de maniobra en el aire, supuso el dominio definitivo del vuelo activo.

 

¿A que ya no veis a Larry, el pajarito de Twitter, de la misma manera?