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Tipos de acciones para la protección del patrimonio cultural

Tipos de acciones para la protección del patrimonio cultural

Según la UNESCO, el patrimonio “es el legado que recibimos del pasado, que se mantiene en el presente y que se transmite a las futuras generaciones. El patrimonio cultural y natural son fuentes irreemplazables de vida e inspiración”. De esta manera, el patrimonio cultural de un territorio es un bien que transciende en el tiempo y la memoria de sus habitantes y visitantes, por su importancia para reflejar su identidad, preservar sus costumbres y en definitiva contar su historia artística o cotidiana.

 

Pero para que este patrimonio se preserve deben tomarse ciertas medidas de protección.

El patrimonio cultural puede ser muy variado, y se diversifica o segmenta según las costumbres, tradiciones y bienes que lo integran. La tipología de bienes considerados patrimoniales es extenso, e incluye edificios, parques, monumentos naturales, museos, obras de arte, libros o gastronomía. Todo esta diversidad cultural debe ser protegida, y su conservación puede llegar a ser muy compleja y minuciosa.

La protección y conservación del patrimonio se rige por leyes que pueden ser de carácter local, nacional e incluso continental, como es el caso de Europa que ha establecido normas, comunes en todos los países de la unión, para la preservación de su patrimonio cultural. La constante en estas normativas es establecer mecanismos preventivos de protección, para que los bienes patrimonial se mantengan en el tiempo.

 

Inventario, diagnóstico y planificación, claves para conservar el patrimonio

La protección y conservación del patrimonio cultural empieza por un reconocimiento de todos y cada uno de los elementos que lo conforman. Al tenerlo inventariado y en constante actualización se podrán establecer continuos diagnósticos que permitan optimizar las intervenciones y realizar así acciones que reduzcan, minimicen e incluso anulen el efecto de los riesgos y afecciones a los que los bienes culturales son sometidos. En el caso de los edificios patrimoniales, por ejemplo, es necesario prever y contrarrestar los efectos antrópicos (como la contaminación, el turismo, las intervenciones u obras en las inmediaciones, etc) y ambientales (como el clima, la incidencia de la luz, etc) entre otros.

 

Hay que tener en cuenta los factores que pueden generar daños a los bienes patrimoniales, realizando un diágnóstico y planificación basada en diferentes estudios que se realicen sobre estos elementos y elaborando programas de inspección regulares y de mantenimiento, como lo prevén muchas de las leyes de conservación del patrimonio cultural de España. Estos programas de inspección también deben incluir planes de urgencia y de emergencia en caso de incendios, inundaciones, infecciones biológicas o catástrofes naturales.

 

 

La sociedad es el principal protector del patrimonio cultural

Concienciar a las nuevas generaciones es parte fundamental de la protección y conservación del patrimonio de un territorio. La educación reglada debe incluir contenidos sobre patrimonio, que incidan en el concepto de que el patrimonio cultural es una herencia que forma parte de nuestra identidad como sociedad y que, explotado de forma sostenible, puede convertirse en motor económico de un territorio.

 

Como parte de éste compromiso, los organismos públicos deben fomentar la formación de profesionales enfocados a la preservación, conservación, divulgación y promoción de los bienes culturales, incrementando el protagonismo de especialistas relacionados con la historia, la arquitectura, la arqueología y hasta la paleontología, permitiendo así que la sociedad cuente con expertos que garanticen la gestión óptima de su patrimonio cultural.